Recorriendo nuestros 200km diarios llegamos a Rio Colorado, ahí en servicio de información turística nos dieron tres alternativas para acampar en el pueblo, la 1° se pagaba por persona y por la kombi (descartada automáticamente), la 2° quedaba muy cerca de la carretera (nos pareció poco atractiva) y la 3° “El balneario” (a 4km a las afueras del pueblo). La última fue la elegida, así que con mapa en mano partimos para allá. Dando una caminata, para conocer el lugar, llegamos al almacén de Gustavo, ahí disfrutamos de unos buenos mates junto a su esposa Silvina. De esa amistosa conversación, surgió la primera propuesta de trabajo del viaje, que consistía en recolectar manzanas del suelo de las chacras del sector. Junto a ellos y toda su familia compartimos el domingo un rico almuerzo. Después de tomar la correspondiente sienta (de 14°°- 17°°) partimos todos arriba de la kombi a hablar con los dueños de las chacras y encontrar lugar para tres trabajadores más. Hasta que finalmente concretamos: Lunes, 8°° am, en la chacra de “Coronado”, el nuevo Boss.
No fue cosa fácil como pensábamos, porque para comenzar la recolección primero había que sacudir cada rama, montados en unas escaleras muy altas y difíciles de manejar, para luego poner las manzanas en los tarros y llenar la mayor cantidad de bines (cajones) al día. Ese lunes fue un desastre la jornada de la mañana solo nos dio para completar 4 cajones, y con dolores en todo el cuerpo y un cansancio que no imaginan, así por la tarde hicimos 4 mas, al día siguiente 10 mas y finalmente el ultimo día logramos 8 de los famosos cajones. De esta forma cumplimos con el compromiso que habíamos hecho con el dueño de la chacra y llenamos un poco nuestro saquito de monedas, pero de manzanas no queremos saber por un buen tiempo.
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